miércoles, 20 de febrero de 2008

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A propósito de una despedida solitaria y chillona.
"Me deslumbra; murió joven"
Stan Rice

El caballero se fue caminando sin compañía, a través de los pasillos que sólo acentuaban el eco de sus zapatos; uno tras otro. El único violín estaba pegado en la pared, en silencio, junto a la parodia de algún ogro color verde. A nadie se le ocurrió fondear algo para tal escena... ¿Tenía caso echar por la ventana la mejor fotografía con un selecto soundtrack? ¿Y el espectador?

Así fueron saliendo a la luz los papeles de los cajones, las fotografías, los discos, las botargas (sí, ahí estaban), las risas atrapadas en los muros de concreto; las charlas coloridas acerca de los sonidos que viajan por el mundo a través de la fibra óptica -Oscartoon, Sexy y Daniel suelen llamarla música-. Umberto Eco (pero cómo olvidarlo), con portada de un precario Superman, seguido de la epopeya espartana en novela gráfica. Un cuadro pequeño, las velas, los documentos oficiales, una pequeña pero muy importante planta de bambú. Benditos chavos...

En el aire flotando los proyectos, los sueños, los compromisos... por amargado y cliché que pueda sonar, el caballero no dijo una palabra en todo aquel trance que amenazaba con ser un simple sueño negro. Si algo le han enseñado los medios, ensalzados con la propia experiencia, es que las despedidas pueden ser todo menos dulces o alegres; todas ellas generan un mar de vacíos en el esófago, y la sensación de que algo dentro de su ser se ha perdido en algún plano dimensional del que ningún mortal tiene la llave.

Así volvemos al momento de los pasos secos en un corredor. Se apagaron las luces; se limpió la sala. Al volver a casa el traje fue colgado en un lugar destinado al olvido, acompañado de una frase con voz sorda y empolvada: "Nunca más..."

1 comentario:

Oh Dany Boy ! dijo...

Cual nunca, jaja ya veras que pronto vendran nuevas aventuras, ademas el mercado del pesimismo es mi territorio, buscate el tuyo Omar jajaja chido el post nomas no dejes de postear porque se pierde el habito y cuesta recuperarlo